Los jóvenes que se están incorporando al mercado laboral convivieron, al menos, su último año de carrera desde sus casas.
La falta de actividades prácticas podría haber influenciado las primeras experiencias de la generación Z en el entorno laboral, volviéndolos remolones y descuidados a la hora de realizar sus tareas básicas en el trabajo.
No buscan la productividad. Si no se les dice lo que tienen que hacer en cada momento, si alguien no se encarga de darles órdenes y mantenerlos ocupados, no tienen iniciativa, se quedan esperando a que alguien les diga que hacer.
Algunas universidades y empresas han decidido formar a los nuevos graduados que quieren instruirse más sobre el trabajo en la oficina, los expertos aluden que carecen de aptitudes entre las que se encuentran: cómo redactar un correo electrónico, cómo dirigirse a sus jefes e incluso saber qué ponerse para ir a trabajar.
Un estudio realizado con trabajadores de distintos países de EE. UU., Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia y Japón señala que la generación Z y los millennials tienen entre 2 y 3 veces más probabilidades de sentirse excluidos de las reuniones de empresa cuando se producen online que sus compañeros de la generación X y los boomer.
A pesar de las percepciones de sus jefes, la mitad de los trabajadores de la generación Z afirman que no es la pereza la causa de la incapacidad para gestionarse por sí mismos, sino más bien el estrés y la ansiedad. La Encuesta 2023 Gen Z y Millennial de Deloitte apunta que muchos jóvenes profesionales se encontraban agotados o desvinculados en el trabajo.