España cuenta a cierre de 2023 con 297.874 trabajadores que han sido elegidos en los respectivos procesos electorales como representantes sindicales en sus centros de trabajo, lo que supone un 8,3% más de los que había en el país a finales de 2019, justo antes de que irrumpiera la pandemia. Si se comparan con los que había en 2015 (un total de 260.901), el incremento es del 14,2%, según los datos publicados ayer por CCOO.
El aumento del número de representantes de los trabajadores es superior al que se ha producido en el número de centros de trabajo en los que ha habido una elección, que a cierre de 2023 se sitúa en 93.530 en España, un 3,2% más que antes de la pandemia. Este número no equivale al número de empresas con representación legal de los trabajadores, ya que se designa una por cada centro de trabajo.
Aunque se producen elecciones sindicales en España casi cada día, el sindicato que lidera Unai Sordo procesa los datos cada cuatro años, fecha en la que se producen el grueso de los procesos. A término de 2023, su sindicato es el que cuenta con más representantes (un 35% del total), seguido de UGT (32%) y, a mucha distancia, de USO (4%), CSI-CSIF -mayoritario en el sector público- (3,7%), ELA-STV (3,1%), FETICO (2,2%) y otros.
¿A qué se debe este aumento de los delegados sindicales? El dinamismo del empleo es el principal responsable, ya que el volumen de las plantillas incide directamente en el número de representantes de los trabajadores que debe tener cada empresa.
Así lo determinan los artículos 62 y 66 del Estatuto de los Trabajadores. El primero señala que las empresas de menos de 50 trabajadores tendrán delegados sindicales (uno las que tengan menos de 30 y tres las que tengan de 30 a 49 empleados; mientras que el segundo establece que para determinar cuántos miembros debe tener el comité de empresa (el órgano que representa a los trabajadores, que se renueva cada cuatro años) se debe tener en cuenta el número de empleados: si hay de 50 a 100 empleados, el comité tendrá 5 miembros; si son de 101 a 250, tendrá 9; si son de 251 a 500, tendrá 13; si la plantilla tiene entre 501 y 759 trabajadores, habrá 17 representantes sindicales; de 751 a 1000 trabajadores, serán 21; y si son más de mil, habrá dos representantes sindicales por cada mil empleados, con un máximo de 75.
De esta manera, la mejora del empleo que se ha producido en los últimos años y que ha sido superior al nacimiento de nuevas empresas ha provocado que crezca la representación sindical. Influye también el cambio masivo que ha propiciado la reforma laboral de trabajadores temporales a indefinidos -ya sean ordinarios o fijos discontinuos-.
Esto se debe a que para medir cuántos empleados tiene una empresa y poder determinar cuántos miembros debe tener su comité hay que recurrir al artículo 72.2 del Estatuto, que estipula que los temporales se contabilizan en función del número de días trabajados y que, para computar como un trabajador ordinario, deben trabajar al menos 200 días al año. Sin embargo, los fijos discontinuos «se computarán como trabajadores fijos de plantilla», independientemente del número de días que trabajen en el año.
En promedio en el año 2019, el número de trabajadores temporales afiliados a la Seguridad Social fue de 2,76 millones a tiempo completo y 1,55 a tiempo parcial. Estos solo computaban para elegir representantes sindicales si habían trabajado 200 días al año. Sin embargo, en 2023 el número de temporales ha bajado hasta los 1,56 millones a tiempo completo y 630.000 a tiempo parcial, en total más de dos millones menos. De forma paralela, el número de fijos discontinuos -que computan como un trabajador cualquiera trabajen lo que trabajen- ha pasado de 374.265 en promedio en 2019 a 930.165 en el último ejercicio.
«En las plantillas donde la mitad o más es temporal se multiplican las dificultades para que alguien se presente y sí creemos que a medio y largo plazo el proceso de estabilización de contratación mejora la representatividad sindical, aunque creo que no se puede evaluar todavía el impacto de la reforma laboral porque han pasado apenas dos años de su entrada en vigor», apunta Sordo.
Al haber más delegados sindicales, las horas de las que disponen en conjunto para su función de representatividad y defensa de los trabajadores y que son retribuidas por la empresa también ha crecido en números absolutos, lo que supone un aumento de costes para las compañías que no se traduce en mayor productividad, ya que son horas en las que no se produce.