Cuando todavía estábamos intentando asimilar los efectos de la gran renuncia en el mercado laboral, ahora llega otro fenómeno que puede terminar por dilapidar todas las estrategias de recursos humanos: la renuncia silenciosa.
Una renuncia muy ligada a la falta de compromiso
La búsqueda de un equilibrio entre lo personal y lo laboral ha alcanzado su cénit con la llegada de la pandemia y la intensificación del teletrabajo. Poder acoplar mejor las tareas del hogar o con la familia y amigos y las de la oficina parece que, más que una tendencia, se ha convertido en un nuevo modo de vida.
Hay ciertos sectores en los que el trabajo 100% remoto ya es algo totalmente aceptado, como algunos perfiles muy tecnológicos. En otros, el formato híbrido y la flexibilidad horaria se han establecido como algo fijo mientras que otros muchos han vuelto a retomar la modalidad totalmente presencial.
Los departamentos de recursos humanos han tenido que revolucionar sus formas de trabajo para conseguir dar respuesta a todos estos cambios y para poder satisfacer las necesidades de equipos cada vez más heterogéneos, multidisciplinares y, en cada vez más ocasiones, en remoto.
Un nuevo modelo de trabajo basado en la flexibilidad
Hemos vivido unos meses de altísimo grado de rotación en muchas compañías, sobre todo las que tienen sus procesos de digitalización más avanzados. Las renuncias se han disparado en 2021 y 2022 a datos jamás antes vistos después de que muchas empresas dejasen atrás el teletrabajo o volvieran a retomar su cultura del pasado muy basada en el presencialismo y las horas extra, entre otros factores.
Ese motivo, y el gran peso de la inflación en el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, ha llevado a muchos de ellos a cambiar de empresa y, en ocasiones, hasta de oficio. Ya no solo importa el dinero, sino que el 90% de los empleados y empleadas se fijan en otras cosas antes que en el dinero cuando postulan a una nueva empresa, según el último Informe de Beneficios de Cobee. Y la falta de compromiso se deja notar también en las ganas de cambio que tienen las plantillas: el mismo informe señala que 1 de cada 3 trabajadores y trabajadoras se ha planteado cambiar de trabajo en el último año.
Todo ello va muy relacionado también con los niveles de estrés que padecen las plantillas. En este sentido, 3 de cada 4 personas asegura haber vivido situaciones estresantes, también según el último Informe sobre Salud Laboral en la Empresa de Cobee.
¿Por qué hemos pasado de la gran renuncia a la renuncia silenciosa?
Después de varios meses muy centrados en conseguir retener el talento tras el tsunami de la gran renuncia, mejorando las bases de la cultura corporativa para reforzar el employer branding, ahora el nuevo fenómeno que se impone es la renuncia silenciosa.
Debe su apelativo al hecho de que no es tan obvia como la primera, pero sí puede resultar igual de dañina para la productividad de una empresa y de la operativa diaria de un departamento de recursos humanos. El propio Foro Económico Mundial ha alertado de la repercusión negativa que está teniendo en todo el mundo esta nueva tendencia.
La principal razón es la caída en picado de los niveles de productividad al tener a personal descontento. La desmotivación lleva a las personas a realizar las tareas justas sin afán de superación y sin preocuparse por conseguir superar sus retos.
Esta merma en el interés profesional tiene además otro gran problema: lo rápido que puede extenderse en los equipos. Es decir, una persona descontenta es capaz de ‘contaminar’ al resto si todo un departamento asimila que viven situaciones similares, con falta de motivación, sueldos escasos o falta de apoyo por parte de la compañía.
Las claves para luchar contra la renuncia silenciosa en tu empresa
La fórmula de la falta de interés y de compromiso tiene diversos componentes: Inflación + estrés + falta de flexibilidad + falta de cultura empresarial = alta rotación.
Todos los factores de esa fórmula pasan por el departamento de recursos humanos, el cual tiene que plantear una estrategia que consiga paliar los sentimientos negativos que padece el personal. Ante esta situación algunas de las medidas que se pueden tomar son:
- Incentivar la comunicación interna: las reuniones 1:1 y las encuestas de clima laboral pueden ayudar a anticiparse a una situación que luego puede convertirse en muy complicada de solventar.
- Reforzar la cultura empresarial: hay que revisar los pilares de la cultura corporativa para saber si son los más apropiados y actualizarlos para conseguir acoplarlos a la realidad que vive la plantilla.
- Flexibilidad y bienestar: permitir el teletrabajo, horarios flexibles y otras medidas, como aumentar los días de vacaciones, pueden ayudar a que los equipos mejoren su bienestar físico y mental al poder conciliar mejor, algo que redundará también sus niveles de estrés.
Revisar funciones, salarios y productividad: a veces la carga laboral también repercute en la productividad de una persona. Es importante evaluar las funciones de cada empleado o empleada y ajustar también sus salarios periódicamente para premiar su desempeño. En este sentido, los planes de beneficios y de retribución flexible pueden ayudarte a conseguir que tu plantilla mejore el rendimiento de su compensación, con subidas salariales que pueden alcanzar el 15% anual.
Por qué debería preocuparte la renuncia silenciosa si trabajas en RRHH (cobee.io)