Desesperada. Así dice estar Irene de la Cruz Pavía tras haber sido convocada como presidenta de una mesa electoral en el Colegio Félix Serrano de Bilbao. Esta bilbaína relata que, concretamente, es la quinta vez que le llega una notificación de esta índole. “Las dos primeras fueron para acudir en Txurdinaga donde yo vivía antes y las tres últimas han sido aquí”, explicita.
Aunque un ciudadano tiene el derecho a quedar exento de esta obligación si es convocado en más de tres ocasiones y durante un plazo inferior a diez años, no es el caso de esta madre de una bebé de 18 meses.
“Yo nunca he solicitado que se me excluya de una mesa electoral. De las cuatro veces que se me ha convocado, una he sido de presidenta, otra de vocal y otras dos de suplente. A todas he asistido”, alega en declaraciones a Grupo Noticias, dejando constancia de que nunca se ha cuestionado si podía recurrir dicho requerimiento.
21-A
De hecho, cumplió con su función como presidenta de mesa en las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011 y, también lo hizo, como vocal de mesa en otras anteriores. Ahora la fortuna ha querido que Irene de la Cruz reciba, de nuevo, una notificación para colocarse al frente del recuento de votos que arrojen las urnas el próximo 21 de abril.
Madre de una bebé
Por ello, según señala, ha sido la primera vez que ha presentado una alegación de estas características ante los juzgados de la capital vizcaína. “Ahora soy madre de una bebé de 18 meses, somos una familia monomarental y he presentado una alegación para pedir que se me haga exenta, pensando incluso que sería algo automático”, prosigue.
Al menos, así se lo trasladaron cuando llamó por teléfono para conocer qué documentación debía preparar antes de acudir in situ. Según le respondieron, bastaba con que presentase la hoja del registro civil en la que ella y su hija Zoe están reconocidas como familia. Sin embargo, no fue así.
“Cuando acudí esa misma tarde, se me preguntó si solo portaba ese documento”, recuerda. No obstante, al preguntar qué otra documentación era requerida o podía aportar para que estudiasen su caso, esta madre no obtuvo repuesta. “Por la tarde en el juzgado, la funcionaria solo me preguntó por mi jornada laboral y si tenía reducción por el cuidado de mi hija”, detalla mientras reconoce su sorpresa al ser cuestionada por sus condiciones laborales.
Por otro lado, a esta futura presidenta de una mesa electoral le sorprendió que su alegación pudiese estar condicionada a tener una reducción de jornada o determinado horario de trabajo.
“Me sorprendió, sinceramente. Yo, además, más o menos consigo organizarme para poder trabajar de lunes a viernes, pero las elecciones se celebran el domingo”, afirma contrariada y sin terminar de asimilar aquella conversación.
Así las cosas, y dado que trabaja «a tiempo completo entre semana», Irene de la Cruz presentó su alegación tal y como le comunicaron en un principio, con la hoja del registro civil donde figura su condición de familia monomarental a cargo de una menor.
Notificación final
Hace unos días, finalmente, esta vecina de Bilbao recibió la notificación donde se le comunicó que su alegación había sido desestimada y que deberá asistir como presidenta de mesa al no haber quedado “suficientemente acreditada la imposibilidad” de poder acudir.
En definitiva, la Junta Electoral, según queda recogido en el escrito que le ha sido remitido, no ve “una causa justificada” que esta madre de una bebé de 18 meses haya solicitado poder quedarse al cuidado de su hija.
Así las cosas, avanza apesadumbrada, será presidenta de mesa acompañada de la pequeña Zoe. “Mi hermana no vive en Bilbao, mis padres tienen 84 años y mi madre está encamada”, relata tras haber visto cuestionada su dificultad para poder asistir al colegio electoral.
Por otro lado, es consciente de que tendrá que estar en el centro desde primera hora de la mañana y más allá del escrutinio de los votos. Y es que, al haber sido elegida presidenta de mesa, además de seguir el desarrollo de la jornada, será la encargada de trasladar las papeletas hasta los Juzgados de la capital vizcaína: “De ocho de la mañana a once y pico de la noche, ¿qué hago con la niña?”, se termina preguntando.
«Sufriremos yo, la niña y el resto»
“No me queda más remedio que ir con la niña. Sufriremos yo, la niña y el resto”, concluye mientras reclama que se tenga en cuenta la situación que viven miles de estas familias al alza.
“Es algo surrealista en términos de cuidados y de conciliación, pero también en aras de garantizar que yo pueda cumplir como es debido mi función de presidenta de mesa”, concluye. Lo sabe de primera mano porque ya ejerció esta función hace trece años.